No camines detrás de mí, quizás no te guíe. No camines delante de mí, quizás no te siga. Camina a mi lado y sé mi amigo/a.
Me tendiste tu mano cuando más lo necesitaba. Tu gesto fue tan elocuente, que por primera vez entendí lo que era un amigo/a sin que hicieran falta palabras.
Un/a amigo/a como tú no se consigue todos los días.