Dios de luz y gloria excelsa,
aunque débil nuestro amor,
que tu Espíritu enternezca
todo corazón, Señor.
No te abarca el ancho cielo,
de tu faz la tierra huirá;
y aunque apénate el pecado,
tu piedad perdonará.
Gratitud dará mi lengua,
bajo gracia o corrección;
toma el don que humilde ofrezco:
mente, fuerza y corazón.
Al ganar la gran victoria,
libre de egoísmo aquí;
puedo proclamar la gloría
de quien se entregó por mí.